domingo, 6 de octubre de 2013

                     "Cuánto cuesta dejar el lugar donde se nace "


Muchas razones y motivos  animan al ser humano  a dejar su tierra, sus raices, el lugar que lo vio nacer.  Dentro de las razones más grandes y dolorosas que obligan  a dejar  el terruño y todo lo que amamos es la guerra, el afan de superación(aspiración de todo ser humano) y también el hambre.
Viendo estas tragedias de nuestros hermanos los imigrantes que mueren en los naufragios; por soñar un poco, pienso  y creo que ese problema tendría una solución práctica:  Que los países desarrollados que viven empuñando el gatillo cuidando sus fronteras para que no ingresen gente desesperada y habrienta; si en lugar  de hacer esto, disminuyeran su presupuesto de compra de armamento y destinarán ese dinero a envertirlo en programas de desarrollo en  los pueblos de donde vienen los emigrantes. No habría más noticias de emigrantes que mueren surcando los mares y las  fronteras; porque nadie quiere dajar su tierra, pueblo, familia y  hogar, si en el lugar donde vive, les ofrece las condiciones de poder vivir con dignidad.

              "La lluvia sobre la tierra"

Empezaron  a caer las primeras lluvias en el lugar donde vivo y trabajo. No sólo es sensación de alegría la que siento, sino sobre todo la certeza de que ha de empezar a brotar las primeras hiervas del campo. Hombres y animales que por aquí moran y viven de lo que la tierra  produce empiezan también  a sonreir y esa es una menera de agradecer al creador, que todo nos lo dá sin pedirnos nada a cambio.

Y lo que se siembra se cosecha: Dios siembra lluvia sobre la tierra y cosecha vida y alegría. Dios se hace hombre entre nosotros, comparte  nuestra humanidad, nada menos que para cosechar una nueva creación que empieza poniendo en marcha su reino entre nosotros "El  Reino de Dios". A formar parte de   ese reino nos llama y a su vez nos corresponde a nosotros  a  difundirlo y extenderlo hasta donde nos sea posible.