lunes, 16 de noviembre de 2015
" A la orilla del río"
Las piedrecitas blancas del pequeño río, sirvieron de reposo para mis pies cansados
si era poca el agua que llevaba el río, grande era mi esperanza de ver la torrentera
y entre los meses de enero a abril, la música del agua lo invadía todo
y al festival musical de las aguas, se sumaban los grillos y las ranas.
El silencio reinante me permitía escuchar
el canto sonoro de las criaturas
y sombreado por la copa frondosa de un árbol
meciáme acaso en la imaginación:
que no hay dicha más grande que nos pueda dar Dios,
que sentirlo allí presente, en su creación
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