" Eres demasiado Dios, cómo para tener madre".
No sólo te bastó crearnos por amor, no te limitaste a darnos la vida. Pues, al ver que, habíamos extraviado el camino, decidiste enviarnos a tu propio Hijo. Eres demasiado Dios, cómo para tener una Madre. Ella es María, la mujer sencilla y generosa que aceptó cobijar en su vientre al Salvador.
Ese es el camino que elegiste Padre Dios, para que el hombre pudiera retornar a tu presencia: contar con la participación directa de la misma humanidad a quien representó María.
María no solo es Madre de tu Hijo, también lo es de toda la humanidad; porque los planes salvíficos de Dios no se reducen a un pueblo, una raza,etc.