Señor, gracias por llamarme a vivir, gracias porque en mis manos has puesto todo cuanto me es necesario para ser feliz.
Ayúdame a cumplir tu hermosa y gran misión: Dar a conocer a las personas que pongas en el camino de mi vida, que vale la pena vivir, que tu eres un Dios que se desvive por sus hijos, que no paras de buscarnos siempre para atraernos hacia ti.
Gracias por la vida, mi vida, que no arrancó en mi, sino en esos padres sencillos y pobres campesinos que a su manera me enseñaron a conocerte, amarte y seguirte. Eso es la fe, un don que tú nos regalas, y la manera de hacerlo tú lo sabes:elegir personas buenas que van sembrando de a pocos la fe en nuestro corazón y en nuestra vida. Y sin lugar a duda, los primeros instrumentos tuyos para ello son los padres.
Estos son no sólo buenos deseos para este año 2017, son también propósitos que me ayuden a vivir mi vocación misionera