martes, 23 de junio de 2015

                              "Con brillo en los ojos"

Se dice que la tristeza y el llanto se contagian más rápido que la risa y la alegría. Creo que es verdad, pues a mi mismo me ha ocurrido,  al ver el llanto desconsolado de una persona, así sea desconocida, no he podido evitar soltar alguna lagrimilla por la impotencia sobre todo de no poder hacer mío  al menos en parte, ese dolor que agobia a quien veo  llorar y sufrir.

Ojala que en la vida los humanos aprendiéramos a disfrutar más de ella, a saber  llorar también de alegría. Es hermoso hacerlo, sentirlo, transmitirlo. Es una de las cosas más hermosas que me ha ocurrido en la vida. Hacer brillar los ojos en  un reencuentro con  los seres queridos y los amigos, al recibir la noticia de un éxito personal  o de un ser amado, son experiencias que debemos disfrutarlas siempre. Lo que ocurre es que muchas veces o casi siempre tenemos los ojos más prestos   para llorar las desgracias o la muerte; al igual que  estamos  más dispuestos y con los ojos muy abiertos para ver solo las cosas feas y los defectos de los demás, más no para ver  las cosas buenas y hermosas que tenemos todos.

 Hagamos  el esfuerzo por llorar también de alegría que es una cosa muy buena y nos hace mejores personas.