"Celebrando ya la Navidad"
Desde hace algunos años, en torno a estas fiestas navideñas me ocurre algo especial y creo que también le debe ocurrir a otras personas: eso de sentir ensancharse el corazón. La razón para ello debe ser que Dios por estas fechas viene con más fuerza que un torrente y necesita un espacio más grande para guarecerse.
Es verdad que Dios viene siempre o siempre está viniendo; pero con él ocurre, lo que le ocurre al aire: el aire siempre está, pero no siempre notamos su presencia, sino hasta que se convierte en huracan.
La Navidad es eso: un huracan de amor por parte de Dios hacia nosotros los humanos, un desborde de ternura de ese Dios, que se hace niño, para hacernos a nosotros dioses. Un derroche de amor divino que no hay corazón humano demasiado grande que lo pueda cobijar.