sábado, 20 de diciembre de 2014

                     "Celebrando ya la Navidad"

Desde hace algunos años, en torno a estas fiestas navideñas me ocurre algo especial y  creo que también le debe ocurrir a otras personas: eso de sentir ensancharse el corazón. La razón para ello debe ser que Dios por estas fechas  viene con más fuerza que un torrente  y necesita un espacio más grande para guarecerse. 

Es  verdad que Dios viene siempre o siempre está viniendo; pero con él ocurre, lo que le ocurre al aire: el aire siempre está, pero  no siempre notamos su presencia, sino hasta que se convierte en huracan.      

La Navidad es eso: un huracan de amor  por parte de Dios  hacia nosotros los humanos, un desborde de ternura de ese Dios, que se hace niño, para hacernos a nosotros dioses. Un derroche de amor  divino que no hay corazón humano demasiado grande que lo pueda  cobijar.