" Desde las montañas"
Desde de las montañas, veo más cerca las estrellas, me siento más cerca del cielo; no porque el cielo pueda estar en algún lugar físico, sino por que las gentes que habitan las montañas, son cómo los árboles, que guardan fresco el aire, sin esmog, es decir, son gentes adultas con un corazón de niño. Eso es el cielo, sentir a Dios en la vida, aunque no podamos formular las nociones ni los conceptos de su existencia; porque a Dios no se lo define, se lo siente, se lo vive. Y eso es gracias a la acción del Espíritu Santo, cuya fiesta la celebramos hoy en Pentecostés.