Gracias siempre gracias........
No hay palabras para poder agradecerle a Dios el inmenso regalo de la vocación a la que Él me llamó: Ser sacerdote suyo, que en su nombre le haga presente en la Eucaristía, que pueda transformar el pan y el vino en su cuerpo y su sangre; que haga presente su amor, su misericordia y su perdón en el sacramento de la confesión. Todo es pura gracia, todo es don; algo que hombre alguno no lo merece.
Concluyo como empecé, dando gracias y siempre gracias