martes, 25 de octubre de 2016


                                                          "Montaña de Piedra"


          Montaña de piedra, que me viste nacer, crecer y correr por tus campos, con mis pies descalzos.
          Haz que jamás te arranque de mi memoria y de mis recuerdos bellos,
          Y si alguna vez por azares de la vida, me toca surcar caminos empinados como los tuyos;
           dame la fuerza y la agilidad de antaño, para buscar el mejor atajo y llegar a mi destino.

          Montaña  hermosa, que muerta finges,  cuando vida tienes y en abundancia.
          porque la  vida que de ti se desprende  es el agua cristalina que manas a  borbotones.
          Dame siempre de esa agua, cómo el Señor colmo la sed de la Samaritana.
          Calma mi sed  de amor,  de justicia y paz en mi interior,
           y así poder   calmar la sed de mis hermanos.        
               
                                       
         


domingo, 23 de octubre de 2016


                                                     " Si el Señor  no construye la casa"

                                    Ayúdame Señor  a construir tu Iglesia;pero antes ayúdame a construir y reconstruir siempre el templo de mi vida. Sin tu ayuda nada podemos hacer; contigo puedo ir a todas partes.  Yo sé que tú jamás me soltarás de tu mano; soy yo el que  por una u otra razón busco alejarme de ti.

 




jueves, 20 de octubre de 2016

"DULCE RINCÓN DE LOS RECUERDOS"



 Cómo no recordar los  primeros pasos de la vida en el campo, que al igual de las luciérnagas del lugar, va  atisbando el paisaje, con la complicidad de la noche.  

Qué vida aquella, que hermosa historia; bella cómo el color del sol de un atardecer de primavera. 

Qué recuerdos, qué momentos, que si ya  no se pueden volver a vivir, sí que es bueno recordarlos para tomar impulso en la vida  y seguir avanzando hacia el más allá.   
                        
                                          

Spirit of the Incas - Cusco Perú - Flutes of the Andes

miércoles, 19 de octubre de 2016


                                         " ... la orilla del  mar"  

........Y   sigue soñando y uno de mis sueños, soñé, que mi padre  me llevaba de la mano por la orilla del mar por primera vez. 
 En mis sueños yo debería tener  unos siete años, no más.
- Vez a esos hombres con trajes de baño me dijo:
- Si le contesté.
- Pues esos a hombres se les llama o se les dice salvavidas.
- Y ¿ Por qué  pregunté?
- Pues, porque ellos, en cuanto ven que alguien  está en peligro de ahogarse en el mar, van y lo rescatan de inmediato - me dijo mi padre.
- Incluso algunas veces hasta han dado su vida rescatando a alguien- concluyó.
 Y sabes - me dijo- la vida es como el mar embravecido, así de turbulento, impredecible en sus olas; pero a las orillas de ese mar, de la vida,  siempre hay un salvavidas, ese salvavidas es Dios. 
A través de un suceso, una persona, incluso una tragedia, Dios te está enviando un salvavidas para sacarte a la orilla, para llevarte entre en sus brazos a buen recaudo.     
     
NOTA: Hoy que a ocurrido esta   tragedia de la muerte de los tres bomberos en Lima Perú, me queda decir que ellos son también los salvavidas de tantas personas y circunstancias tan difíciles.    

domingo, 16 de octubre de 2016



                                                   "Senderos del alma"

Mil veces anduve por estos caminos y mil veces lo volvería hacer; si la vida me diera la oportunidad de volver a nacer.

Mil veces pisé las piedras de este sendero de camino a casa. El ruido de las pisadas y el canto de los pájaros aún los llevo grabados en el alma.

Que imborrables son los primeros recuerdos, las primeras pisadas; que importa si el camino es agreste y lleno de abrojos.  Para quien anduvo y dio por allí sus primeros pasos; será el camino más blando, más llano aunque sea una cuesta empinada.

  
Los senderos de la vida, son los senderos del alma; misteriosos como la vida misma, pero que valen la pena vivirse, al igual que los senderos que se hicieron para recorrerlos, la vida se hizo para saberla vivir.   
    

domingo, 9 de octubre de 2016


                                             
                                              "COSECHAMOS LO QUE SEMBRAMOS"

sobre los cuatro mil metros sobre el nivel del mar en los andes peruanos, lo que se encuentra en abundancia es una hierba que los campesinos del lugar llaman ichu. Los tubérculos originarios de los andes, producen apenas en reducidas porciones, lo justo para no dejar morir de hambre a los pocos habitantes que van quedando despoblados por el desplazamiento que   se va dando del campo a la ciudad.  

Allí llegó a vivir Juana, el personaje central de nuestra pequeña historia que voy a relatar luego.

Ella, frisaba los 60 años y parecía de unos 75 cuando tomé contacto con ella. Sus manos callosas y partidas por el frío y el agua helada de los puquios(manantiales) que todas las mañanas iba a recoger en sus recipientes grises de aluminio, me las tendió amablemente sin reparo alguno cuando la saludé por vez primera.

Quien diría que Juana, nacida y envejecida en esas montañas frías y heladas, no tuviera un corazón acorde con las rocas y el agua  de los manantiales. Nació v pobre y se estaba muriendo pobre, pero con un corazón sorpresivamente rico en amor y ternura por los suyos y por cuantos tuvimos la suerte de cruzarnos en su camino y en su vida.


En esa tarde lluviosa que me alojó en su casa y donde me quedé hasta el día siguiente en una de mis correrías misioneras; hubo tiempo más que suficiente para que me contara la  vida y milagros de su familia. 


La historia de su madre Lidia, ya fallecida para entonces; me explicaba de donde le brotaba esa sensibilidad y  ternura a flor de piel. Ella, Lidia había salvado de milagro de una peste bubónica que arrasó  con los habitantes de su comarca. Digo milagro, porque no es que se escondiera o huyera del lugar para escapar de la muerte; al contrario se quedó allí, ayudó lo que  pudo y cuando paso la peste y todo quedó en ruinas decidió  junto a su esposo, quedarse en la comarca para  sacarlo adelante con los pocos habitantes que sobrevivieron.


Dios, la vida, la naturaleza la habían dotado de y habilidades y cualidades que hicieron de ella un ángel para los suyos y los vecinos: sabía de la propiedad de las hierbas y con ellos curaba a los que se enfermaban, hacía de costurera, en una pequeña máquina de cocer de manila; los tejidos ni que decir, los hacía de maravilla; alguno de ellos, logró mostrarme Juana y quedé gratamente sorprendido por tanta belleza en los bordados. 


Era la única partera (comadrona) del lugar y desde  allí iba a cuantos vinieran a verle para ayudar alumbrar a las mujeres gestantes. Cómo por esas alturas no conocían el dinero y además no hacía falta, pues qué se podía comprar aunque se lo tuviera en abundancia. La gente le proveía de alimentos, huevos, quesos, alguna gallina o cuy(roedor) de vez en cuando. Así que en su casa jamás faltó que comer                    
    
Todo aquello que vivió Lidia, le fue entrando por los ojos, por las venas de su cuerpo a su hija Juana, la mayor de los siete hijos que tuvo y la única que se quedó a vivir en las montañas. 

  Decía eso  Juana: - mi madre, sin saber leer   y escribir me enseñó las lecciones más importantes, porque me enseñó con su  vida, que se podía ser feliz con pocas cosas si de verdad aprendemos a vivir para servir.   

Lidia ya no vivía físicamente  cuando pisé el suelo por donde anduvo; pero de  alguna manera en las actitudes y el modo de vivir de Juana su hija, allí ella estaba presente. Pues de eso se trata la vida, de trascender también en los valores, de sembrar, aunque sean cosas o acciones pequeñas, pues bien sembradas se siguen cosechando aunque ya no vivamos para ver  los frutos.              

domingo, 2 de octubre de 2016




                                                        RAYITO DE LUZ


Rayito de luz es la fe que Dios nos regala; la es fe un  presente  envuelto en muchas envolturas. Nos corresponde a nosotros los humanos, desenvolver el inmenso don que es creer en Dios. Eso es la fe, algo dinámico, algo vital, que está siempre movimiento. En la medida en que  hagamos  crecer nuestra fe, nuestro conocimiento, nuestra experiencia de Dios  será más grande y nos llevará al compromiso de anunciar  con nuestras obras y nuestras palabras lo que Dios  significa para cada uno de los creemos en él.  

Vayamos y demos conocer a Jesús;  y más en este mes de octubre, mes de las misiones. Dios y María, la primera discípula y misionera nos anime a ser misioneros auténticos como lo fue ella.