martes, 22 de noviembre de 2016


                                                "La pasión de vivir"

Las cosas más importantes se hacen con pasión o no se hacen, así de sencillo. Y lo más importante que nos corresponde hacer a quienes  hemos sido bendecidos con la vida es saber vivir.  Y saber vivir no es hacerlo de cualquier modo, no es gastar el tiempo sin saber que hacer, o gastarlo en cosas que nos distraen, o simplemente nos hacen evadir nuestras responsabilidades y compromisos. 

Y el  mayor compromiso, la primera misión en la vida que tiene el ser humano es el de ser  feliz.  La vida es corta y es el único regalo que Dios nos lo da por una sola vez.  No hay dos vidas: una para  invertirla realizando cosas bellas y útiles y otra para desandar lo avanzado.

Qué distinto sería el mundo, si la humanidad entera, o al menos la mitad de los habitantes de la tierra, llegara a    descubrir cuál  es la "pasión de su vida" . Esa pasión motivadora que nos lleva a emprender grandes cambios primero en lo personal, y desde allí intentar hacer algo por los demás. 

La chica de la foto, ha descubierto que la "pasión de su vida" es un grupo de niños con habilidades especiales, por ahora está lejos de su país, de su familia, de sus amigos; sin embargo ha encontrado en estos pequeños a su nueva familia, la pasión motivadora, que lo impulsa a trabajar horas y horas muchas veces sin descanso gestionando proyectos y buscando recursos  para estos niños que en los diferentes centros de atención son muchos. 
    
Ya próximo a regresar a mi país, retorno recargado de energía, agradecido con Dios Padre por el don de la vida, a  su Hijo Jesucristo, quien me llamó sin merecerlo a ser misionero redentorista, por cuya gracia y regalo he podido vivir una experiencia indescriptible de convivencia y fraternidad con mis cohermanos de Congregación en este  XXV Capitulo General realizado en este hermoso país de Tailandia.    

Gracias Señor, gracias María del Perpetuo Socorro, gran San Alfonso, por  darme la alegría de formar parte de esta  familia misionera de la Congregación del Santísimo Redentor.  Y lo que más le pido es que yo  no me olvide: que mi pasión  de la vida es anunciar su menaje de amor y de esperanza a mis hermanos y de un modo especial a los más pobres y abandonados, que es lo más genuino de nuestro carisma misionero.  

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