El sabor del tiempo.
Cada vez que veo servido sobre la mesa un sabroso choclo(maíz verde), recuerdo como si fuese hoy, las brazas y el fogón con el que asábamos el choclo y nos sabía a gloria bendita o manjar de los dioses.
Es un hecho curioso, al menos así lo siento personalmente; cada vez que voy al campo y me sirven un choclo, no sólo revivo alegres y felices momentos de mi niñez, sino también los sabores que entonces percibía. Entonces me respondo a mi mismo que hay sabores que perduran en el tiempo, o que los tiempos especiales tienen su propio sabor.
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