Feliz día de padre
"Dando la vida dos veces"
Cortos once añitos tenía Gener cuando le detectaron que tenía insuficiencia renal; es decir que tenía mal los riñones y desde entonces ya no volvería a ser el niño alegre y juguetón que todos los fines de semana solía exigir a su padre que lo llevara al parque de la ciudad para jugar en cuanto juego mecánico tuviera a la vista y a la mano.
Cuando las cosas se complicaron en la salud de Gener, dos veces por semana tenían que llevarlo al hospital de la ciudad para díalisarlo. La distancia entre la casa y el hospital era de 70 Km; por una carretera serpendeante como los destinos de los padres y la abuela de Gener.
Lo cierto es que si los caminos, las trochas o carreteras en los andes peruanos, son curvilíneos y serpendeantes a cada paso, como la vida de sus habitantes; ellos, hombres y mujeres con su esfuerzo y dedicación no sólo son capaces de enderezar los caminos y los destinos de la historia de su pueblo, de su país; también lo son, que duda cabe, de doblegar los caminos torcidos de la vida que les pueda tocar.
Con venta de comida, postres que ofrecían a los vecinos y a todo el que pasaba por su casa de los padres de Gener, fueron recaudando fondos para su intervención cuando hiciera falta y se encontrara el donante del riñón, que era en si lo más importante.
Seis años pasaron en esa espera y el donante jamás llegó; no sé si por ser pobres, la vida les probaba de esa manera, o la vida misma estaba ofreciendo la oportunidad para aumentar los gestos de amor de parte de los padres hacia su hijo. Que más se podía esperar, si la salud del niño se iba complicando más, si las esperanzas de encontrar donante no aparecían por ningún lado.
Fue en esas circunstancias en que el padre optó por ser él, quién donaría el riñón a su hijo. Y así lo hizo; la intervención fue éxito. Después de unos días de convalecencia padre e hijo volvieron a casa y por fin ese niño que fue, hoy ya convertido en adolescente volvía a sonreír junto a los suyos.
Cuando llegó el día del cumpleaños de su padre, Gener, con un gran sentido de gratitud y ternura le escribió en una tarjetita : "Gracias papito por darme la vida dos veces, no tendré como pagarte todo lo que haz hecho por mí; espero ser yo tu mejor regalo y que te sientas muy orgulloso de mí "
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